La novela histórica ha conquistado al público, repitiendo los
esquemas narrativos del folletín decimonónico. Sin embargo, Umberto Eco
resolvió ese dilema en El Cementerio de Praga con la simple
opción de contar la historia a través del diario de su personaje
principal, el capitán Simone Simonini, italiano antipático que ni
siquiera llega a ser un villano.
No renuncia por ello a los principios
del folletín: nada es lo que parece y nadie es quien realmente dice ser,
no hay demasiada profundidad psicológica en sus personajes y el
argumento es poco verosímil. Pero lo que más ha dado de hablar acerca de
El Cementerio de Praga es que es algo más que una novela políticamente incorrecta: es totalmente irreverente.
Los alemanes son “el más bajo nivel de humanidad concebible”; los
franceses son “orgullosos más allá de todo límite y matan por
aburrimiento”; los italianos son “arteros y taimados”; los curas
“repiten que su reino no es de este mundo, pero ponen las manos encima
de todo lo que pueden mangonear”; los jesuitas son “masones vestidos de
mujer”; las mujeres “meretrices que propagan la sífilis”.
De todos los agravios, los más intolerables están reservados a los
judíos. El pueblo “desprende un olor nauseabundo”. Es falso que Jesús
fuera judío. “Jesús era de raza céltica, rubio y de ojos azules”. Los
judíos son cada vez más peligrosos, pues se han convertido en “los
agentes de la subversión anarquista y comunista”.
El Osservatore Romano criticó severamente la novela,
poniendo incluso en cuestión su validez literaria. La causa: el libro
depara una imagen desfavorable de Papas y católicos. Sus páginas
frecuentan diversos acontecimientos de los siglos XIX y XX en Europa;
pero su motivo principal son los llamados Protocolos de los sabios de
Sión, un pisto de textos plagiados que constituye una burda y malévola
mentira para demonizar al pueblo judío.
Estas reacciones negativas a esta irrespetuosa, molesta e intempestiva obra han tenido sin embargo el efecto de ubicar a El Cementerio de Praga
entre los primeros lugares de ventas en toda América Latina y España:
número 1 en Argentina, tercer lugar en Colombia y México, cuarto lugar
en Venezuela, quinto en Chile, sexto en España y décimo en Venezuela.
Los debates siguen exaltados con relación a este libro. Pero hay
quienes la consideran una obra imprescindible entender el confuso siglo
XX y descubrir algunas verdades incómodas del XXI. Al final ¿no es la
labor de los escritores ser molestos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario